Michael Bloomberg
(Boston, 1942) Empresario y político estadounidense, fundador del emporio de servicios informativos que lleva su nombre y alcalde de Nueva York desde 2002 hasta 2013. Michael Rubens Bloomberg nació el 14 de febrero de 1942, día de San Valentín, en un barrio obrero de Boston, en el seno de una familia de clase media. Su padre era contable y su madre ama de casa, pero el joven Mike ya demostró desde su infancia que era capaz de flanquear cualquier obstáculo para salir de la mediocridad. Gracias a una beca se graduó en la prestigiosa Universidad Johns Hopkins, aunque el doctorado lo obtuvo en la Universidad de Harvard que, junto con la de Yale, es la universidad estadounidense de donde han salido más presidentes del país.
Michael Bloomberg
En el verano de 1966 la conocida firma Salomon Brothers se hizo con sus servicios. Fue cuando conoció lo que realmente significaba trabajar en Wall Street. Muy pronto se convirtió en el supervisor de todos los movimientos bursátiles, de las ventas y de los sistemas de información de la compañía. Su valía era tal que la firma le hizo socio seis años más tarde. Las malas noticias llegaron en 1981, cuando la compañía Phibro Corporation absorbió Salomon Brothers y se vio por primera vez en el paro.
En realidad, las noticias no eran tan malas, porque fue indemnizado con diez millones de dólares. Así que, con todo ese capital, fundó Bloomberg, L.P., una empresa dedicada a vender información y datos financieros a los operadores de Wall Street en tiempo real y con posibilidades de interacción. Era una idea pionera que cuajó de inmediato porque, además, iba acompañada de noticias, también en tiempo real, sobre la liga de béisbol, el deporte que más pasiones levanta en Estados Unidos. Su primer negocio serio lo hizo en 1982: vendió a la compañía Merril Lynch veinte suscripciones para su terminal financiera. Dos décadas más tarde ya contaba con 160.000 suscriptores repartidos por todo el mundo.
De Bloomberg L.P. a Bloomberg Radio
Los pingües beneficios no hicieron que Michael Bloomberg se sentara en su despacho a contar los dólares que ganaba al día. Al contrario, convencido de que la información es poder y al mismo tiempo negocio, en 1990 creó el servicio de noticias financieras Bloomberg News. Como todas sus aventuras empresariales, el éxito no tardó en llegar. Tanto es así que en 2001 contaba con alrededor de 1.500 periodistas repartidos en las 80 oficinas que tenía abiertas en los cinco continentes. La competencia, como las agencias Reuters o Telerate, tardó casi diez años en copiar la idea, tiempo más que suficiente para que el negocio del futuro alcalde de Nueva York se consolidara.
A la fundación de la empresa Bloomberg News le siguió Bloomberg Radio y, como no podía ser de otro modo, la fortuna tampoco le dio la espalda en su nueva aventura. La primera emisión tuvo lugar en 1993 en la ciudad de los rascacielos. El contenido de las emisiones, que con el tiempo se pudieron escuchar en otras 200 emisoras que se asociaron a Bloomberg Radio, eran noticias relacionadas con los mercados financieros. Al mismo tiempo se convirtió en la emisora pionera en ofrecer información sobre el quehacer financiero en las comunidades afroamericanas y latinas. Otra idea genial para un hombre al que nunca le falló el olfato para los negocios.
Poder y popularidad
Sin embargo, el éxito en su vida profesional no le acompañó en el ámbito personal. Divorciado y con dos hijas, para separarse de su mujer alegó que le gustaba mucho ir a las fiestas. No en vano era uno de los personajes que más aparecía en la prensa rosa su país, y sus amoríos se pagaban a precio de oro en las grandes publicaciones. Pero el fracaso en el plano sentimental no repercutió en absoluto en sus negocios. De hecho, era el primer proveedor mundial de noticias, datos y análisis financieros a través de la televisión, de la radio, de Internet o de publicaciones especializadas. Todo esto, traducido en números, equivale a que operaba en 126 países y que daba trabajo a casi ocho mil personas.
Para comprender aún mejor el poder del alcalde de Nueva York habría que referirse a la página bloomberg.com, que en 2001 era la cuarta más visitada. Y es que cada mes recibía la visita de casi ocho millones de internautas. La televisión por cable también le aportaba suculentos ingresos. Llegaba a 200 millones de hogares y se podía ver y oír en siete idiomas diferentes (inglés, francés, alemán, italiano, portugués, español y japonés) en 350.000 habitaciones de hoteles repartidos por todo el mundo.
Su afán innovador le llevó a conseguir que las noticias económicas por la pequeña pantalla no fueran excesivamente aburridas para el gran público. Con Bloomberg Television se consolidó el formato de la multipantalla, esto es, la imagen se dividía para presentar al mismo tiempo la cotización de las principales bolsas del mundo, gráficos sobre la evolución de los tipos de cambio o los precios de materias primas y los titulares con las principales noticias de la jornada.
Filantropía y política
Antes de emprender su carrera política, Bloomberg ya dedicaba buena parte de su tiempo a ocuparse de asuntos filantrópicos y cívicos. Su obsesión era mejorar la educación que recibían los jóvenes, los servicios médicos y potenciar el acceso de la gente al mundo del arte. Esos fueron quizá los motivos que le llevaron a fundar un programa de ayuda para víctimas de la violencia doméstica en Nueva York o a promover la Unidad Médica Móvil de Children’s Health Fund’s, gracias a la cual se atiende a niños de familias sin hogar. Tampoco quiso olvidarse de los jóvenes más desfavorecidos y apoyó económicamente la construcción de instalaciones deportivas en varios colegios públicos de la ciudad.
Pero es que, además, Bloomberg fue el director del Comité de Depositarios de Johns Hopkins, la universidad donde estudió. Encabezó una campaña para recaudar fondos y para dar ejemplo, que por supuesto no fue seguido por nadie, dio 100 millones de dólares, de los que un tercio fue destinado a incrementar la ayuda financiera a los estudiantes con pocos recursos.
Muy pocos entendieron que un hombre que lo había conseguido todo en Wall Street diera un portazo a su vida empresarial para meterse en política. Aún menos comprensible fue que los republicanos le colocaran como cabeza de cartel para convertirse en el 108° alcalde de Nueva York, cuando Bloomberg se había declarado siempre demócrata.
Nueva York como meta
Pero Michael Bloomberg tenía ganas de pelea; en realidad, siempre las tuvo. Avalado por Rudolph Giuliani, que se vio obligado a dejar el cargo de alcalde de Nueva York tras ocho años de mandato, consiguió un triunfo para los republicanos en una ciudad que tradicionalmente votaba por los demócratas. La cosa tenía su mérito, puesto que por primera vez en la historia un hombre sin ninguna experiencia en la política se hacía con el bastón de mando en la ciudad de los rascacielos. También influyeron bastante los cincuenta millones de dólares que desembolsó durante la campaña electoral.
Partidario del aborto pero contrario a la pena de muerte, Bloomberg tenía ante sí el reto de sacar a flote una ciudad hundida moral y económicamente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Una de sus primeras tareas fue la de restaurar la zona sur de Manhattan dañada tras aquella fecha (la llamada Zona Cero) y evitar que las firmas financieras abandonasen la ciudad. Además, debía enfrentarse al mayor déficit fiscal de la historia de la Gran Manzana, que algunos expertos calculaban que llegaría en el próximo ejercicio fiscal a los 3.000 millones de dólares.
Prototipo de self-made man
Bloomberg ha conseguido el éxito en un campo en el que otros multimillonarios estadounidenses como Ross Perot o Steve Forbes fracasaron de forma estrepitosa: la política. Aunque hay quien insiste todavía en decir que el dinero no lo es todo, en el caso del nuevo alcalde de Nueva York sí le abrió las puertas para lograr metas como la de llevar el bastón de mando en la ciudad de los rascacielos sin tener ninguna experiencia en el mundo de la política.
Es un hombre hecho a sí mismo, algo que fascina a una sociedad como la estadounidense, obsesionada en mirarse al espejo y ver en él al héroe al que admira y rinde tributo. Como Bill Gates, Carlos Slim, Amancio Ortega o Mark Zuckerberg, desde principios del nuevo milenio se convirtió en un habitual en las listas de los hombres más ricos del mundo que publica la revista Forbes; en 2018 ocupaba la undécima posición. Toda una historia de éxito para alguien que comenzó como aparcacoches para pagarse los estudios, y que ha acabado por encarnar los valores arquetípicos del self-made man americano.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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