Walter Gilbert

(Boston, 1934) Bioquímico estadounidense que recibió el premio Nobel de Química en 1980 por los estudios que realizó sobre la determinación de la secuencia de los ácidos nucleicos. Compartió el galardón con Paul Berg y Frederick Sanger.


Walter Gilbert

Desde niño mostró gran afición por la ciencia, y muy especialmente por la mineralogía y la astronomía en particular. Durante sus estudios de secundaria se sintió atraído por la química inorgánica y la física nuclear, lo que le condujo en 1950 a la Universidad de Harvard, por la que se licenció en física y química. Como estudiante graduado trabajó en la teoría de partículas elementales y en la teoría cuántica de campos en Harvard durante un año, y después en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) por dos años, bajo la dirección de Abdus Salam. Se doctoró en física en Cambridge en 1957. Durante ese tiempo conoció a James Watson, que era ya famoso por sus trabajos sobre el ADN.

En 1957 volvió a Harvard y se casó con la poetisa Celia Stone, a la que había conocido durante sus años de secundaria. Estuvo un año como estudiante postdoctoral y otro año como ayudante de Julian Schwinger antes de convertirse en profesor ayudante de física. Tras unos años en los que impartió numerosos y variados cursos de física teórica, su interés evolucionó desde las formulaciones matemáticas de física teórica hacia el campo experimental.

En el verano de 1960 supo, gracias a James Watson, acerca del experimento que estaba realizando François Gros con sus estudiantes; a Walter Gilbert le pareció tan interesante que se incorporó al grupo durante el período estival. Estaban tratando de identificar el ARN mensajero, un ARN de vida corta que es una copia del ADN de un gen y que sirve como transmisor de información desde el genoma a los ribosomas (las «factorías» de la célula donde se sintetizan las proteínas). Tras ser usado varias veces para dictar la estructura de una proteína, el ARN mensajero se descompone y se recicla para fabricar nuevas moléculas de ARN.

Los experimentos mostraban la existencia de un nuevo componente fugaz que finalmente fueron capaces de determinar con exactitud. Esta fascinante experiencia lo motivó para continuar sus investigaciones en el campo de la biología molecular, aunque después de un año trabajando con el ARN mensajero volvió brevemente a la física. En 1961 publicó su primer trabajo sobre el ARN mensajero en la revista Nature. Su último trabajo en física teórica se publicó en 1964, y pasó a convertirse oficialmente en biofísico (más tarde obtendría no sólo la titularidad en Biofísica, sino también en Bioquímica y Biología Molecular).

Retomó su labor investigadora en biología para estudiar cómo se sintetizan las proteínas. Gilbert mostró que una sola molécula de ARN mensajero puede servir a muchos ribosomas a la vez y que una cadena polipeptídica en crecimiento se mantiene unida a una molécula de ARN de transferencia. Este último descubrimiento dilucidó el mecanismo de la síntesis de proteínas.

Hacia mediados de la década de los sesenta, conjuntamente con Benno Müller-Hill, aisló el represor de la lactosa, el primer ejemplo de un elemento de control genético. La función de control había sido definida genéticamente por el trabajo de François Jacob y Jacques Monod, pero un represor se fabrica en tan pequeñas cantidades que era una entidad bioquímica extraordinariamente elusiva. Este avance le proporcionó un gran reconocimiento internacional y la peregrinación de los mejores estudiantes a su laboratorio, que se hizo célebre por su ambiente de camaradería y cordialidad, donde los investigadores trataban de dar el siguiente paso para ir completando el rompecabezas.

A finales de los años sesenta, en colaboración con David Dressler, inventó el modelo del círculo rodante, que describe una de las dos formas en las que se autoduplican las moléculas de ADN. A principios de los setenta aisló el fragmento de ADN donde se enlaza el represor de la lactosa y estudió la interacción de la polimerasa ARN bacteriana y el represor de lactosa con el ADN. A mediados de los setenta desarrolló, junto con Allan Maxman, la rápida secuenciación química del ADN. Al mismo tiempo desarrolló algunas técnicas de ADN recombinado. A finales de los setenta trabajó con Lydia Villa Komarov y Argiris Efstratiadis en cepas de bacterias que expresaban insulina, un producto de los mamíferos. Luego pasó a interesarse por fabricar proteínas útiles en bacterias y por la estructura y evolución de las secuencias de ADN.

En 1980 recibió el Premio Nobel de Química, que compartió con Frederick Sanger y Paul Berg. La fama internacional le mantuvo mucho tiempo ocupado, visitando laboratorios e impartiendo conferencias. En 1982 abandonó Harvard para dirigir Biogen, una empresa de biotecnología con base en Suiza que había ayudado a fundar; una crisis en la compañía lo llevó a dimitir de sus cargos directivos en 1984, tras lo cual regresó a Harvard para continuar su labor investigadora.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].