George Washington

 
Triunfal. No había sido una victoria fácil: la pauta de la guerra fue un reparto equitativo de victorias y derrotas entre uno y otro bando. A veces, cuando todo parecía perdido para los rebeldes, Washington asestaba un golpe de audacia que los conducía a la victoria y hacía renacer las esperanzas. El clima de euforia se vivía hasta que los británicos volvían a hacer gala de todo su poderío y preparación. En ocasiones, la guerra se estancaba durante meses y daba paso a la diplomacia: se intercambiaban prisioneros, se respetaban treguas interminables y los comandantes enemigos se cruzaban notas que más bien parecían ejercicios literarios de caballerosidad. Washington llegó a devolver oficialmente el perro del general sir William Howe, capturado heroicamente en Germantown días antes. En la imagen, el recibimiento triunfal a Washington en Nueva York, en 1783.