Alejandro Magno

 
La doma de Bucéfalo. Hijo del rey Filipo II de Macedonia y de Olimpia, una de sus esposas, Alejandro recibió de los trece a los dieciséis años una educación esmerada por parte de Aristóteles, unido por lazos familiares a la corte macedonia. Si bien por su posterior trayectoria el príncipe no parece imbuido de la filosofía aristotélica que sitúa en el justo medio el eje de la virtud, parece probado que siempre respetó a su maestro, con quien le unieron fuertes lazos de amistad y cuya influencia se observa en algunos aspectos de su vida y de su obra. Como hijo de una aristocracia guerrera recibió también, naturalmente, formación militar, y desde joven destacó por su fuerza, destreza y valor, como ilustra la conocida anécdota de la doma del Bucéfalo, narrada por Plutarco. El caballo le acompañaría en sus conquistas, y cuando fue herido y murió en una de sus últimas batallas, Alejandro fundaría en su honor nada menos que una ciudad: Bucefalia. En la imagen, La doma de Bucéfalo, tal como la imaginó André Castaigne.