Julio Arboleda
(Julio Arboleda Pombo; Popayán, 1817 - Berruecos, 1862) Poeta, militar y político conservador colombiano de vida azarosa, cuya obra se produjo esporádicamente en los márgenes de su trayectoria pública. Terrateniente del sur de Colombia, se opuso de manera activa a la abolición de la esclavitud y participó en las guerras civiles. Por su personalidad, por su trágico destino (murió asesinado a manos de sus enemigos políticos en Berruecos) y por su obra, Arboleda quedó en la memoria con la aureola del héroe romántico. Es autor de poemas publicados en 1833 y de un esbozo épico incompleto titulado Gonzalo de Oyón.
Julio Arboleda Pombo
Sus padres, después del triunfo de Sámano en el sur de la Nueva Granada, huyeron en busca de refugio a la Mina de Timbiquí, perteneciente por entonces a la provincia de Buenaventura. Su padre fue José Rafael Arboleda, de riquísima familia de la aristocracia caucana, amigo y confidente de Simón Bolívar; su madre, Matilde Pombo y O'Donell, también pertenecía a la élite de la región. Fue sobrino de destacados patriotas como Manuel de Pombo, Francisco de Ulloa y del sabio Francisco José de Caldas. Su hermano Sergio se destacó también como escritor y político.
A los dos años de edad retornó con su familia a Popayán y las primeras letras le fueron enseñadas por su abuela materna, Beatriz O'Donell, quien lo inició en el idioma francés; su abuelo, Manuel Antonio Pombo, autor de una buena Gramática latina, le dio lecciones de esta lengua, castellano y geometría; también tuvo como preceptor a Manuel María de Luna. En 1830 don José Rafael Arboleda, enfermo, buscó curación en Europa, en compañía de su hijo Julio. En Londres tuvo un institutor irlandés católico y en la Universidad de Londres obtuvo el título de bachiller en Artes. En 1831 falleció su padre en la ciudad italiana de Pisa. Julio Arboleda continuó, no obstante, sus estudios en el Viejo Continente y viajó por Francia e Italia.
En 1838 regresó a Popayán vía Cartagena, y en la Universidad del Cauca estudió Derecho Civil y Ciencias Políticas; se inició en el campo del periodismo redactando El Independiente. Tomó parte en la guerra de 1840, llamada de los Supremos, en defensa del gobierno, como teniente de la Guardia Nacional. En Pasto fue ayudante del general Herrán y se le empleó también en negociaciones diplomáticas con el Ecuador. Contrajo matrimonio con Sofía Mosquera en 1842, y durante los ocho años de paz que siguieron (el más largo de los períodos de tranquilidad que tuvo el país en el siglo XIX), Julio Arboleda se dedicó a los negocios, a su creciente familia y a los estudios literarios, iniciando la composición del poema épico Gonzalo de Oyón, basado en la leyenda de Popayán en tiempo de la Colonia.
En 1844 fue a la Cámara por la provincia de Buenaventura y después por la de Barbacoas. Permaneció en el Parlamento en las legislaturas de 1845, 1846 y 1848. El general Tomás Cipriano de Mosquera le ofreció la cartera de Hacienda en 1846, pero Arboleda la rehusó. Según José María Samper, como orador parlamentario, "Arboleda nos sorprendió y sedujo a todos. Jamás orador alguno entre nosotros había sido tan incisivo y correcto, tan académicamente literario ni tan variado en su elocuencia como aquel poeta militar, joven opulento y afortunado que saliendo del seno de una familia eminente y aristocrática y de las filas del partido conservador, se presentaba en el Congreso como abanderado de la oposición liberal. Su decir era tan hábil en la conversación como vigoroso y grandilocuente en la tribuna".
Julio Arboleda participó en las campañas presidenciales de 1844, respaldando al general Borrero con el célebre folleto Los tres candidatos, de elegante estilo. En 1848 apoyó a Florentino González (con quien redactó El Siglo) como dirigente de la oposición al presidente José Hilario López. La guerra de 1851 fue auspiciada por el mismo Arboleda, entonces exiliado en el Ecuador; en ella los conservadores decían luchar contra la expulsión de los jesuitas, pero en el fondo se encontraban los intereses de terratenientes y mineros esclavistas que buscaban dar marcha atrás a las leyes sobre la libertad de los esclavos. Exiliado forzosamente en el Perú, dedicó su tiempo al periódico El Intérprete del Pueblo y a la docencia, siendo profesor de inglés del célebre literato Ricardo Palma.
Durante esa contienda fue saqueada su casa de Caloto, perdiéndose el primer borrador del Gonzalo de Oyón, que Arboleda reconstruyó en Lima. Viajó con su familia a Nueva York y en 1853 regresó como senador por el Chocó. Pero el golpe del general José María Melo le hizo escapar para unirse a las fuerzas legitimistas; organizó la columna Tequendama, fortificó Honda y participó en la toma de La Mesa y en varios actos más que, aunque no contaron con la aquiescencia de sus superiores por arriesgados, le valieron su ascenso a coronel. Presidente del Congreso en 1855, dio posesión como presidente a Manuel María Mallarino, pero volvió a retirarse a sus feudos hasta cuatro años más tarde, en que regresó a la capital como senador por Cundinamarca y Boyacá. Desde 1854 fue postulado varias veces para designado y vicepresidente.
Viajó de nuevo a Europa, residiendo un tiempo en París para atender a la educación de sus hijos, pero una nueva guerra civil le hizo regresar. Defendiendo a la Confederación Granadina y a su presidente Mariano Ospina Rodríguez, recibió órdenes para comandar la sexta división del ejército. Defendió Santa Marta y pasó luego al Istmo para entrar al Cauca por Tumaco, tomando Popayán el 10 de agosto de 1861 y derrotando al general liberal Miguel Quijano en Los Árboles. Según Gustavo Arboleda, "larga y tenaz fue la campaña que aquí sostuvo, escribiendo páginas que ilustran la historia militar, pero que también incluyen actos de extremado rigor, que apenas se explican como crueles represalias en épocas de pasiones desencadenadas".
En el Estado del Cauca fue jefe de las fuerzas conservadoras y gobernador de esta colectividad. Durante la campaña sufragó por él para presidente de la República el círculo conservador adicto al presidente Ospina, en votaciones efectuadas en Boyacá, Cundinamarca y Santander, pero no llegó a ser declarado legalmente elegido por falta de Congreso que perfeccionase o proclamara la elección (aunque se le puede mencionar como jefe del ejecutivo desde agosto de 1862 hasta su muerte, ejerciendo como procurador).
Separados de su ejército los elementos antioqueños que lo habían acompañado, los cuales pretendían ir a defender su propio territorio contra la revolución liberal, Julio Arboleda se dirigió a Pasto para reorganizar sus huestes e intentar operaciones sobre el centro de la República. El 12 de noviembre de 1862, atravesando la montaña de Berruecos, en el punto llamado El Arenal, fue asesinado por tres certeros disparos, mientras iba en compañía del capitán García, Manuel Barreda y Jacinto Luna. Una multitudinaria despedida se le dio en Popayán, velando su catafalco ocho doncellas vestidas de duelo en representación de los ocho Estados de la República.
La poesía de Julio Arboleda
Junto a José Eusebio Caro, Julio Arboleda fue uno de los escritores y poetas románticos más importantes de la Nueva Granada. Sus vidas siempre se han considerado paralelas, pues nacieron el mismo año, se destacaron por sus ambiciones políticas, eran huérfanos de padre y fallecieron relativamente jóvenes. Arboleda tuvo una formación clásica, pero lo fascinaron los románticos españoles, franceses e ingleses, sobre todo José de Espronceda y Lord Byron. Como poeta cultivó el tema político y no desdeñó la canción de amor, con la triste ternura que caracteriza determinado sector de la producción romántica. Inicialmente Arboleda fue un poeta sencillo y casi ingenuo. Poemas tales como "Te quiero", "Nunca te hablé" o "Me ausento" dan fe de ello. De los versos nacidos de su actividad política y militar se llegó a decir que olían a pólvora.
Su obra fundamental es el poema Gonzalo de Oyón, publicado por vez primera en la edición de sus Poesías preparada por Miguel Antonio Caro (Nueva York, 1883), que don Marcelino Menéndez Pelayo consideró como el mejor fragmento de poesía épica escrito en Hispanoamérica. El poema se halla incompleto a causa de numerosas vicisitudes que sufrieron los originales, cuando Arboleda lo redactaba. No llega a ser un poema épico propiamente dicho, sino una especie de leyenda guerrera, a estilo de algunas de Walter Scott: Arboleda refundió episodios históricos de la conquista con leyendas indígenas, creando un conjunto poco armónico, pero excelente en cuanto a las partes aisladas y a ciertos episodios.
Arboleda representa con éxito el intento de armonizar y fundir el espíritu del conquistador con el del indígena, el alma de Europa con el alma de América, y hasta podemos insinuar que con esa misma orientación contempla el paisaje colombiano, describe el hombre y la Naturaleza o divaga sobre temas de ambición filosófica. El autor sobresale en los pasajes descriptivos, principalmente en los que se refieren a los alrededores de Popayán, y en la pintura de cuadros dramáticos, reforzados con todos los colores románticos propios de la época. Usó el verso tradicional de los poemas épicos, o sea, la octava real, ya sea la propiamente clásica o bien la llamada "bermudina", preferida de los poetas románticos. Según la mayoría de los críticos, la obra tiene cierto valor simbólico, pues sus dos principales protagonistas representan la anarquía y el orden, verdaderos centros polarizadores de la historia de Hispanoamérica.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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