Siegfried Lenz
(Lyck, 1926 - Hamburgo, 2014) Escritor alemán. Periodista del diario Die Welt y miembro del Grupo 47, es autor de una extensa obra que incluye ensayos, relatos breves, novelas, piezas radiofónicas y de teatro, y uno de los novelistas alemanes más representativos del siglo XX, junto con Heinrich Böll y Günter Grass. De entre su amplia producción, en la que desarrolló el tema de la soledad del hombre moderno y sus frustraciones, a menudo en el entorno de la opresión nazi, pueden citarse Azores en el aire (1951), Duelo con la sombra (1953), ¡Qué bello era Suleyken! (1955), El barco faro (1960), Conversación urbana (1963), Lección de alemán (1968), Campo de maniobras (1985), El excursionista (1986), El usurpador (1987), La pérdida (1991) y La prueba acústica (1993). De sus ocasionales obras dramáticas destaca El rostro (1963). Escribió también numerosas radionovelas, entre las que hay que mencionar Haussuchung (Registro domiciliario, 1967).
Siegfried Lenz
Hijo de un aduanero, creció en la región de los lagos Mazury, paisaje que idealizó más adelante en los veinte cuentos de ¡Qué bello era Suleyken! (1955). En su fantasía de exiliado, la Mazuria se convirtió en un verdadero mito de la infancia, en una idílica, saludable y trabajadora provincia pequeño burguesa. Fue llamado a filas en 1943, en los últimos meses de Segunda Guerra Mundial, y pudo ver el hundimiento de la flota alemana en el Báltico. Trastornado por el fusilamiento de un compañero acusado de sedición, desertó y vivió de la generosidad de los campesinos daneses.
A partir de 1945 se instaló en Hamburgo. En sus memorias (Lehmans Erzählungen oder So schön war mein Markt, 1964), relató las experiencias de aquellos tristes y al mismo tiempo alegres años, en los que se dedicó al contrabando. Más tarde estudió filosofía y cultura inglesa, pero durante la ocupación británica abandonó los estudios universitarios y su proyecto de convertirse en docente para colaborar en el periódico Die Welt, donde ocupó durante dos años el cargo de jefe de redacción de la página literaria. Llegó a ser muy conocido en los ambientes intelectuales de la Alemania de la posguerra y formó parte del Grupo 47, al que también pertenecían destacados novelistas como Günter Grass, Heinrich Böll o Uwe Johnson, y poetas como Paul Celan y Hans Magnus Enzensberger.
Posteriormente emprendió una serie de viajes por África, Australia y Estados Unidos, mientras se dedicaba a impartir un ciclo de conferencias sobre la historia de Alemania en universidades australianas y americanas. En el decenio 1965-1976 apoyó, como Günter Grass, a Willy Brandt en diversas campañas políticas. Explicó sus relaciones con la política en ensayos, entrevistas y, sobre todo, en el discurso "Literatur und Politik: Elfenbeinturm und Barikade", pronunciado en la Universidad de Hamburgo cuando le fue concedido el título de doctor honoris causa; en este discurso rechazaba el papel que Lenin otorgaba a los intelectuales y defendía la autonomía de la literatura respecto a cualquier compromiso partidista.
Sin embargo, la obra de Siegfried Lenz es "política" en el sentido de que afronta los grandes temas planteados por la generación alemana surgida de la doble experiencia del nazismo y de la guerra. En su universo narrativo, el totalitarismo perdura más allá del hundimiento histórico del régimen hitleriano, y reaparece, bajo la forma más o menos solapada del terror, hasta convertirse en una enfermedad endémica de cualquier sistema político. Con un moralismo seguro, casi de estampa antigua, el autor evita emitir juicios: narra las historias con "un poco de compasión, justicia y la dosis necesaria de protesta", y deja que el lector valore los distintos comportamientos humanos que, por otra parte, sólo pueden terminar en fracaso, porque nacen en el terreno insidioso de la culpa individual y colectiva: así, pues, nadie es inocente.
El autor cree en el valor de la palabra y utiliza el lenguaje como medio para revelar la realidad, para interrogarse sobre los motivos de la persecución ideológica y sus dramáticas consecuencias. Ése es el tema de Azores en el aire (1951) y Duelo con la sombra (1953), las dos novelas que marcaron el inicio del gran éxito editorial del autor, de estilo seco y polémico, pero al mismo tiempo capaz de crear grandes retratos de ambiente que recuerdan secuencias de las películas de Ingmar Bergman.
Después de Pan y circo (1959), obra escrita en forma de largo monólogo, recuperó en Stadtgespräch (1959) el tema de la responsabilidad colectiva, mientras que en La lección de alemán (1968) compuso un gran fresco sobre la Alemania nazi en una provincia olvidada en los confines del mundo con un balance desolador: las órdenes procedentes del lejano Berlín inoculan en un funcionario de una comisaría de policía el virus de la perversión y de la persecución, y sus víctimas, directas o indirectas, quedan alienadas irremediablemente.
La acción de Lección de alemán se sitúa en 1954 y la narra en primera persona Siggi Jepsen, un adolescente internado en un correccional. El profesor de lengua alemana había encargado a sus alumnos una redacción sobre la satisfacción del deber cumplido, y Siggi presentó una hoja en blanco; el director del centro interpretó este episodio como un acto de rebeldía, y castigó a Siggi en una celda de aislamiento en la que debe realizar la tarea encomendada. En soledad, el muchacho escribe la historia de su vida, que arranca en 1943, cuando acompaña a su padre, agente de policía destinado en un pueblecito del norte de Alemania, a casa del pintor Max Ludwig Nansen, para hacerle entrega de un oficio de las autoridades de Berlín en el que se le comunica la prohibición de seguir pintando. La misión del padre de Siggi reviste especial dramatismo, ya que el pintor es amigo suyo de la infancia, pero se ve obligado a cumplir con su deber. Siggi simpatiza con el artista y se convierte en su "cómplice", ayudándole a ocultar los lienzos que el régimen nazi puede considerar subversivos.
El fin de la guerra no mejora la situación, ya que Nansen sigue siendo sospechoso de subversión, y el agente Jepsen, aunque de forma menos expeditiva que durante la dictadura hitleriana, continúa vigilando al pintor. Por su parte, Siggi se impone el deber de velar por su obra, y llega a robar en un galería de arte para recuperar unos cuadros, lo que le vale ser detenido. Ésta es la razón de que se halle internado en el reformatorio. Por último, es liberado. Siggi ha sido privado de la libertad por prestar lo que cree un servicio al arte y a un artista perseguido. Su padre, el agente Jepsen, ha llevado una vida perfectamente honorable, de servidor de la ley bajo Hitler y en democracia, cumpliendo siempre con su deber. Aunque la redacción encargada por el profesor de alemán no pone en claro de manera inequívoca en qué consiste la satisfacción del deber cumplido, ni la tarea ha tenido el menor efecto catártico sobre Siggi, el significado de la parábola se desprende por sí solo. La historia encierra también un alegato en favor de la generación más joven, castigada por los acontecimientos y empujada a los frentes de guerra a causa de la irresponsabilidad de la generación anterior, muy respetable en apariencia pero que fue la que llevó a Hitler al poder.
Esta novela, para muchos su mejor obra, fue un gran éxito de ventas en Alemania y, como otras obras suyas, fue llevada al cine. En Das Vorbild (1973), amplió el tema de Lección de alemán, mientras que con Heimatmuseum (1978) volvió a su infancia en la Mazuria y afrontó el tema de la patria perdida. Publicó también El tiempo de los inocentes (1960), un polémico drama que abordaba los dos grandes temas centrales de su narrativa: la culpa y la persecución.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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